Los lobos son animales muy comunicativos que no solo son capaces de entenderse mediante los sonidos, sino también por medio de otros sentidos.
Utilizan una gran variedad de maneras para comunicarse. Emplean los famosos aullidos, así como gruñidos, ladridos, chillidos, entre otras vocalizaciones. De igual manera realizan mucho contacto visual y su estado de ánimo puede notarse a través de su lenguaje corporal. Las expresiones faciales, los movimientos del cuerpo y la postura son importantes indicadores de su disposición y conducta.
Cuando se sienten amenazados por otros lobos o depredadores, muestran los dientes, emiten gruñidos y se colocan en posición de ataque con la cola horizontal. Un signo de sumisión se da al momento que bajan su cuerpo y cola; la posición de las orejas también es indicador de alerta, miedo o algún tipo de ansiedad.
¿Cómo logran diferenciar entre un lobo de la manada y un enemigo?
Desde que son crías, comienzan a identificar a los que son parte de su grupo por medio del olor; pero cuando comienzan sus primeros viajes con la manada, el entorno se vuelve más inseguro para ellos y deben aprender a diferenciar la seguridad y el peligro. El llamado lejano de una agrupación extraña podría despistarlos y hacer que tomen la decisión de ir hacia la dirección equivocada con lobos desconocidos.
Es por ello que a partir de los seis meses de edad ya son capaces de reconocer aullidos de compañeros y familiares y descartar vocalizaciones enemigas.








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